Mensaje a los participantes de la Asamblea Diocesana 2014
Apreciados asambleístas:
Con una alegría muy grande recibimos la gracia del Señor de participar en esta Asamblea Diocesana, la cual nos permitirá fortalecer los lazos de comunión en nuestra Iglesia particular de Quibdó.
El tema escogido: “El Plan de Pastoral a la luz de las Opciones diocesanas y Aparecida”, es una maravillosa oportunidad para reflexionar en torno a lo que el Señor nos pide en este momento de la historia. Hemos llegado a la elección de esta temática, después de un ejercicio de discernimiento comunitario con el Consejo de Pastoral, con quienes también logramos preparar todo lo correspondiente a la realización de nuestra asamblea.
Es muy importante tener en cuenta algunos criterios comunes en torno a lo que es un Plan de Pastoral, pues esto nos ayudará a descubrir los elementos fundamentales que son imprescindibles para ejercer la misión eclesial de acuerdo a los criterios de la Iglesia universal y desde nuestra concreta realidad diocesana.
Las Opciones diocesanas, que han sido la columna vertebral del proceso evangelizador, requieren cierta profundización, de tal manera que se puedan asimilar más claramente y podamos encontrar los caminos necesarios para hacerlas más operativas en la perspectiva futura.
El Documento de Aparecida nos dará las luces necesarias para integrarnos en el contexto de la Iglesia latinoamericana. También nosotros proclamamos con el Papa Francisco: “Aparecida ha propuesto como necesaria la Conversión Pastoral. Esta conversión implica creer en la Buena Nueva, creer en Jesucristo portador del Reino de Dios, en su irrupción en el mundo, en su presencia victoriosa sobre el mal; creer en la asistencia y conducción del Espíritu Santo; creer en la Iglesia, Cuerpo de Cristo y prolongadora del dinamismo de la Encarnación” (Discurso al Comité de Coordinación del Celam, julio 27 de 2013).
Dispongámonos con ánimo generoso a vivir esta experiencia de fe, guiados por el Espíritu del Señor, bajo la mirada maternal de la Madre de Dios, y con la intercesión constante de Francisco de Asís.
+ Juan Carlos Barreto B.
Obispo.
