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Actualidad

Freno a minería ilegal

By julio 26, 2010No Comments
Freno a minería ilegal

La desfachatez y peligrosidad de algunos grupos hace que incluso rechacen las pocas acciones de control con arma en mano, como si fueran dueños absolutos de los sectores que de manera irregular están explotando; pero además, promoviendo una cultura de la violencia que ningún favor le hace a las comunidades involucradas ni al clima de bienestar que se intenta promover en el Huila.

Y es nada menos que el río Magdalena, el más importante del país, el que viene saciando la sed de oro de quienes actúan irresponsablemente en esta clase de labor, entre otras cosas, aprovechándose de la necesidad de familias de bajos recursos, que a la postre les sirven como escudo en esta disyuntiva. Mientras, con sus máquinas destruyen lo que encuentran a su paso, generando un impacto ambiental de gravísimas consecuencias.

Además de la Cam, la Procuraduría Agraria y Ambiental, y los mismos alcaldes deben imponer el peso de la ley. Pero también debe hacerse una juiciosa revisión a la normatividad vigente, con el fin de impedir que quienes están causando esta serie de daños se sigan saliendo con la suya. De poco sirve que la Policía llegue al escenario e impida las labores de explotación, si poco después debe retirarse porque no tiene el soporte legal para retener maquinaria ni nada semejante.

Más aún. ¿Qué hay del pago de impuestos y demás compensaciones por la afectación ambiental? La intervención debe ser integral en cada uno de los puntos donde hagan presencia esos grupos, pues no basta con la siembra de unos árboles como paliativo frente al enorme mal que se viene causando.  Eso es prácticamente una burla.

Qué decir del lastre que dejan los vehículos que transportan material. La gasolina, el acpm, el aceite, la grasa, el moho que se desprende de las láminas… Todo deja una estela de destrucción que se extiende silenciosamente, acabando con la poca vida que queda en el afluente. A largo plazo, por donde pasan estos mineros sólo habrá desolación, luego no hay nada que pague el precio de la destrucción.

No hay que llamar a engaño; una cosa son los mineros artesanales, que intentan sobrevivir con una labor moderada, y otra muy distinta son los explotadores de oficio, acostumbrados a hacer lo mismo en cualquier lugar de la geografía nacional sin medir consecuencias. Tal es su capacidad de maniobra, que se dan mañas para distraer y confundir mientras siguen enriqueciéndose. Eso no se puede permitir más en territorio huilense.

 

Tomado de La Nación del Huila

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