La amenaza proferida de manera directa ocurrió luego que tres paramilitares ingresaran por la puerta principal del Espacio Humanitario en donde se encontraban unidades policiales y se ubicaran en el final de la Calle del Puente Nayero sobre el mar, en donde también estaban efectivos regulares.
Los integrantes de la comunidad afrocolombiana, observadores internacionales de la organización Palomas de Italia y defensores de nuestra Comisión de Justicia y Paz, les abordaron y les exigieron retirarse del lugar ante la complicidad, negligencia de las unidades policiales
Mientras los paramilitares salían por las expresiones ciudadanas, los paramilitares furiosamente aseveraron: «aca hay muchos sapos y todos se van a morir», tambien gritaron «h.p gringos, se van a morir».
A pesar de la militarización del municipio y de la presencia policial, las estructuras neoparamilitares se han reorganizado en el barrio Alfonso López, en el sector Piedras Cantas, y cinco barrios más, ejerciendo control social territorial sin actuaciones estatales contundentes sobre estructuras institucionales que les amparan. A través del control social se mantiene en una condición de terror a la población asegurando los territorios para la inversión privada, estimulando el desplazamiento silencioso y un despojo aparentemente menos violento.
Mientras se asegura el territorio para el capital privado se niegan o limitan las titulaciones colectivas y se mantiene el tráfico de drogas, la vinculación sexual de niñas en empresas de trabajo sexual y la vinculación de niñas y jóvenes en el mercado de la guerra neoparamilitar.
Comisión Intereclesial de Justicia y Paz