Así lo reiteró Orlando Rangel, profesor del Instituto de Ciencias Naturales de la U.N. (ICN), durante la reciente sesión de la Cátedra Manuel Ancízar, centrada este semestre en el tema “Pasado, Presente y Futuro del Pacífico colombiano”.
“Desde la frontera con Panamá hasta los límites con el Ecuador, se presentan condiciones excepcionales en factores medioambientales, diversidad de comunidades y especies, que le confieren importancia especial a la región”, destacó el experto.
En el Chocó colombiano se encuentran cerca de 4.525 especies de plantas superiores, 1.215 de inferiores como musgos, líquenes, hepáticas y 915 de helechos.
Asimismo, la diversidad de paisajes y formaciones vegetales incluye desde las estuarinas, con varios tipos de manglares, las extensas zonas dominadas por guandales (suelos inundados por aguas dulces), hasta el bosque de colinas bajas y medias, que constituyen la expresión forestal de mayor riqueza biológica del mundo.
Sin embargo, toda esta riqueza está en peligro, advirtió el investigador, dado que esta región se encuentra amenazada por actividades como el extractivismo, la deforestación y la sobreexplotación de especies.
Sobreexplotación de recursos
Las tensiones relacionadas con la deforestación y pérdida de calidad del hábitat implican, a su vez, disminución en el número de poblaciones naturales y de individuos. En parte por explotación directa, como los recursos madereros o explotación excesiva hasta producir agotamiento, como en el caso de las plantas ornamentales.
Juan Manuel Díaz, profesor asociado del Departamento de Geografía de la U.N, comentó que aunque por el momento la situación de los manglares es estable puede empeorar, debido a que es una región bastante deprimida que no cuenta con fuentes de energía para cocinar.
“Existen dificultades para acceder al gas, pues si proviene en barco es muy costoso, entonces las comunidades siguen cocinando con madera de mangle, una práctica tradicional difícil de erradicar”, manifestó Díaz. Incluso agregó que como la población va creciendo y los manglares siguen siendo los mismos se han creado alternativas para manejarlos sosteniblemente.
Concretamente, se está instruyendo a los pobladores para que usen estufas que son mucho más eficientes, pues funcionan con cuatro astillas y no con diez.
El profesor Díaz también recalcó que el tema pesquero ha sido mal abordado institucionalmente en Colombia, ya que funcionaba mejor cuando existía el Inderena hace 20 años.
“Crearon el Instituto Nacional de Pesca y Acuacultura que funcionó unos años, luego trasladaron las funciones al Incoder, después al ICA, volvieron al Incoder y ahora instituyeron la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca que está empezando con los mismos recursos exiguos que siempre le han sido concedidos al sector”, comentó el docente.
Daniel Tubb, de la Universidad de Carleton de Ottawa (Canadá), enfocó su intervención en el gran número de grupos que hacen extracción de minería a pequeña escala en el Chocó, la mayoría ilegal, asimismo sus consecuencias para el medioambiente, especialmente, para los ríos.
“Yo soy de Canadá y cuando estaba buscando mi tema para el doctorado quería que se relacionara con mi propio país, teniendo en cuenta que más de la mitad de las mineras internacionales en Colombia son de Canadá. Con el tiempo me fui dando cuenta del tema del Chocó”, relató.
Por último, afirmó que la gran mayoría de minería artesanal tradicional de los afrodescendientes es legal, mientras que en la región buena parte de extractores mineros no se sabe si son legales para el Gobierno.
“La minería ilegal trae problemas laborales que se reflejan en un desplazamiento forzado muy grande en algunos lugares”, comentó Tubb.