Los presidentes de las tres centrales sindicales coincidieron en su rechazo al Tratado de Libre Comercio que el 20 de mayo firmó el presidente Álvaro Uribe Vélez con la Unión Europea, el cual calificaron como inconveniente para el país en la medida en que castiga la producción nacional y afecta muchos puestos de trabajo.
Julio Roberto Gómez, director de la Confederación General del Trabajo, CGT, reiteró la posición que esta organización sindical ha venido sosteniendo, en el sentido de rechazar los TLC que Colombia negoció con Estados Unidos, Canadá y ahora con la Unión Europea.
“Los acuerdos de libre comercio no son dañinos en sí mismos —señaló—. El problema es el contenido de los mismos, porque los TLC no establecen suficientes cláusulas de protección a la producción colombiana, y eso nos va a traer muchas complicaciones en términos de desempleo y pérdida de recursos económicos”. Agregó que específicamente el TLC con la Unión Europea no considera las grandes asimetrías que existen entre las economías de Colombia y los países europeos. Lo que hay que hacer ahora es ver en qué forma se establece una política de Estado para que sectores como los de la leche y los productos lácteos, el avícola, entre otros, no resulten perjudicados.
“En la CGT vamos a estudiar detenidamente la letra menuda de este acuerdo comercial con Europa para proceder a formular propuestas en la perspectiva de defender el aparato productivo colombiano, el empleo y los derechos de los trabajadores”, puntualizó el director general de la CGT.
A su vez, la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, por boca de su vicepresidente Gustavo Triana, sumó su voz de rechazo al acuerdo firmado hoy por el gobierno colombiano y la Unión Europea; y en general contra los TLC que se realizan entre economías desiguales, en los que la peor parte la llevan los productores colombianos, en la medida en que sus productos salen al mercado sin mucho margen para competir con productos que vienen de Europa muy subvencionados.
“El propósito de estos acuerdos es que países de economía pequeña como la colombiana levanten sus protecciones arancelarias y permitan el ingreso de productos, capitales y servicios provenientes de países más desarrollados y de economías más boyantes, en los que los productos que exportan gozan de subvenciones y tasas bajas de interés”, dijo Triana.
Agregó que lo negociado en el tema de la leche y los derivados lácteos, que es el que ha prendido las alarmas, es particularmente dañino, no sólo porque perjudica a los ganaderos y los industriales del sector, sino porque va a dejar sin trabajo y sin medios de vida a los obreros que trabajan en esta industria y a los campesinos.
“Se calcula que hoy hay en Colombia unos 400 mil campesinos con menos de 50 vacas, y de esos la mitad tiene menos de 10 vacas, y todos van a quedar en la ruina. Igual pasará con el pollo, la carne, las autopartes de vehículo, los productos en cuero que nos vienen de Italia y Portugal, por poner un ejemplo”, señaló el dirigente de la CUT, quien agregó que esta central sindical incrementará acciones de denuncia y lobby para convencer a los sindicatos y a los países progresistas del viejo continente para que sus respectivos parlamentos no aprueben el TLC por el daño que le hace al trabajo y a los trabajadores en Colombia.
Por su parte, Miguel Morantes, presidente de la Confederación de Trabajadores de Colombia, CTC, coincidió con sus pares de las otras centrales en que este TLC con Europa, al igual que los que el país negoció con Estados Unidos y Canadá, tendrá efectos perjudiciales, porque es un tratado que comporta muchas asimetrías en temas como propiedad intelectual, medio ambiente e incluso en el componente cultural. Además en la negociación no se tuvo suficientemente en cuenta “la cruel violación de los derechos humanos en nuestro país, reflejada en hechos tan graves como los falsos positivos, el asesinato de sindicalistas, las chuzadas del DAS”.
Agregó que fue un error no negociar este TLC en bloque de países del área andina. Colombia lo negoció sola frente a 27 países que no sólo son económicamente mucho más poderosos sino que lo negociaron en bloque, lo cual les da una considerable ventaja. “De lo que se trata ahora es seguir con el lobby que desde el año pasado las centrales sindicales vienen haciendo con organizaciones sociales y sindicales de los países europeos para presionar a las bancadas parlamentarias la no aprobación del TLC con Colombia”.
El acuerdo que firmó el presidente Uribe deberá seguir una serie de pasos. Durante los próximos tres meses los expertos le harán una revisión legal al texto negociado, tarea que una vez cumplida dará paso a su autenticación y traducción a los 21 idiomas oficiales de la Unión Europea. Luego el texto del TLC deberá ser aprobado por el Congreso de Colombia sin introducirle modificaciones, lo mismo que por el Parlamento Europeo y el Consejo Europeo, donde se espera que el tema ’gordo’ de discusión sea el de derechos humanos, laborales y sindicales.
Si el TLC pasa la prueba en Colombia y en la Unión Europea, podría comenzar a regir el primero de enero o el primero de julio del 2012.
(Noticia de la Escuela Nacional Sindical, tomada de Agencia Prensa Rural)