Desde el domingo, la siempre difícil situación de esta región empeoró. Ese día, el Frente 34 de las FARC prohibió el tránsito de embarcaciones con más de 250 personas, por el río Atrato hacia Quibdó.
Horas antes, guerrilleros del mismo frente dispararon contra una lancha. Mataron a Éder Palomeque, a Lineth Paola Escobar y a Elen Lorena Gamboa, tres jóvenes que regresaban de Bojayá a Quibdó, luego de inscribir sus cédulas para poder votar.
No pasó mucho tiempo para que se conociera la noticia de una nueva muerte. Hayder Mora Ochoa, un auxiliar de policía fue asesinado en medio de un hostigamiento a la estación de Bete, en el medio Atrato.
Los pobladores de la región tienen miedo. Aunque el casco urbano de Quibdó está lleno de uniformados y las acciones de la fuerza pública permitieron que las personas a las que la guerrilla les había bloqueado el paso llegaran a su destino, por lo menos seis municipios están incomunicados.
¿Qué pasa? «Lo de siempre», contestan algunos quibdoseños presentes en una misa, de esas que se han hecho tantas veces en la catedral de San Francisco de Asís, en el centro de Quibdó, para pedir por la paz de la región. Y a la que esta vez asistió el comandante de las fuerzas militares, almirante Édgar Cely, quien llegó a la región ante la innegable difícil situación de orden público que se vive en Chocó.
«Vamos a marchar. No queremos más muertes», dice un funcionario de la Gobernación. Los chocoanos vuelven a vestirse de blanco para salir a sus calles para pedir paz. Hace apenas unas horas lo hicieron, pero como protesta a los recientes asesinatos.
El general Manuel Guzmán, comandante de la Séptima Brigada del Ejército, explica qué fue lo que pasó. Dice que lo que ha sucedido en los últimos días obedece a lo que pudo haber sido un trasteo de votos.
«Información que hemos recibido da cuenta de que a un buen número de pobladores le ofrecieron cien mil pesos por inscribir sus cédulas en Vigía del Fuerte». El general asegura que de Quibdó llevaron a las personas a ese lugar, que después de inscribir sus cédulas fueron abandonadas y a su regreso las FARC las atacaron.
Y aunque pudieron escoltar a algunos hasta Quibdó, dice el general Guzmán que aún quedan unas 70 personas a más de 200 kilómetros, que significan cerca de ocho horas de viaje en lancha desde el lugar hasta Quibdó.
«La Infantería de Marina está trabajando para llevarlos a todos a su lugar de origen, pero ellos deben confiar. Lo que hay es miedo y ante el miedo no podemos hacer nada», señaló el comandante de la Séptima Brigada de Ejército.
Sobre las amenazas de las FARC, según pobladores de Quibdó, estarían relacionadas con un paro fluvial hasta el próximo 2 de junio. Sin embargo, el general Guzmán señala que «hasta ahora no hemos visto ni un panfleto que nos confirme esa posibilidad».
El almirante Édgar Cely asegura que para solucionar la situación que está viviendo la región se ordenó el traslado de un elemento de combate fluvial para que quede de planta en Quibdó. Además reiteró que es el Frente 34 de las FARC el responsable de las acciones.
Anunció además una recompensa de 500 millones por el cabecilla de este frente, `Pedro Baracuta`, por alias `Chaberra`, y por alias `Melquién`, responsable del asesinato de los tres jóvenes el domingo anterior.
El almirante Cely anunció además una investigación que permita conocer qué partido político fue el que llevó a los pobladores de Quibdó a otros municipios para inscribir sus cédulas.
