Skip to main content
Actualidad

Señales de alarma

By mayo 16, 2014No Comments

Cada vez con mayor insistencia la naturaleza está emitiendo señales de alarma y clamando por la necesidad de que se tomen medidas suficientes y adecuadas para que el mundo tenga futuro.

La enfermedad del planeta es progresiva, las discusiones, los foros mundiales y locales se multiplican. Las manifestaciones de grupos ambientalistas, de comunidades indígenas y campesinas defensoras de los  territorios exigen a  los Gobiernos  que establezcan e implementen políticas  corajudas en defensa del medio ambiente. Los gobiernos se reúnen, pero asesorados por intereses económicos, empresariales y cortoplacistas postergan decisiones que frenen el deterioro ambiental y hagan posible que futuras generaciones encuentren un planeta habitable.

Los colombianos con toda razón podemos estar orgullosos de ser el segundo país más biodiverso del mundo, después de Brasil; y el primero por kilómetro cuadrado. Respaldados por cifras podemos decir que una de cada 10 especies de flora y fauna del mundo habita en Colombia: tenemos entre 45.000 y 55.000 especies de plantas, de las cuales aproximadamente la tercera parte son endémicas, como las orquídeas con 3.500 especies y 258 especies de palmas.

El nuestro es el país más rico del mundo en aves, con 1.870 especies reportadas hasta la fecha (que constituye el 20% del total mundial), tenemos el mayor número de colibríes del planeta, de mariposas diurnas con 3.500 especies; en cuanto a vertebrados terrestres, Colombia ocupa el tercer lugar en la escala mundial, con 3.347 especies y 456 especies de mamíferos, que representan el 7% del total del planeta.

En reptiles Colombia posee 520 especies, que constituyen el 6% del total; en anfibios, aunque actualmente posee alrededor de 630 especies, correspondiente al 10% del total, periódicamente se reportan especies nuevas.

Somos uno de los países con mayor número de recursos hídricos en el planeta. En él se pueden encontrar seis tipos de aguas, incluyendo aguas lluvias, aguas superficiales, aguas subterráneas, aguas termo minerales, aguas marinas y oceánicas y aguas de alimentación glacial.

Colombia por su ubicación geográfica y las condiciones del terreno, presenta unaprecipitación anual de más de 3000mm promedio al año, lo que representa una significativa abundancia hídrica comparada con el nivel promedio de lluvias a nivel mundial que es de 900mm al año y con el de Sur América que solo llega a los 1600mm al año. 

La riqueza hídrica  se ve representada en la extensa red superficial de aguas que cubre al país, en las favorables condiciones que permiten el almacenamiento de aguas subterráneas y en la existencia de un importante número de cuerpos de agua lénticos (aguas estancadas como lagos y pantanos) y enormes extensiones de humedales.

La presencia de altas montañas, extensas sabanas y húmedas selvas que caracterizan nuestro territorio, además de la existencia de grandes reguladores y reservorios como los páramos junto con la ubicación estratégica del país en la zona tropical hacen que Colombia tenga un potencial hídrico único.

La formidable  geografía colombiana con sus paisajes inigualables nos permite decir que somos un país con una naturaleza pródiga y hermosamente adornada.

Sin embargo nuestro país se constituye en uno de los peores ejemplos en la protección y defensa del medio ambiente. El periodista Daniel Samper Pizano recordaba hace quince días que “en los últimos seis años (el país descendió) del puesto noveno al 85 en la lista de despeño ambiental”[1].

De forma acelerada existe una pérdida de biodiversidad en razón de las trasformaciones del hábitat y de los ecosistemas naturales; de la sobreexplotación de los recursos biológicos y el tráfico ilegal de especies; del cambio climático; de las especies invasoras y la contaminación derivada de los procesos productivos.

En los últimos 50 años se ha pasado de 14,6 millones a 39 millones de hectáreas en ganadería, reemplazando los bosques por pasturas degradadas. Entre 1990 y 2010 se perdió cerca del 5% del área boscosa del país. Cerca de 100.000 hectáreas de sabanas tropicales son transformadas al año. La minería y la ganadería extensiva hacen que el país pierda cada año tantas hectáreas de bosques como todo el departamento del Quindío. Y pensar, como nos recuerda el maestro Julio Carrizosa que “Colombia estuvo alguna vez cubierta en un 80% por árboles y que hoy las selvas y bosques apenas cubren un poco más del 40%”[2].

Al menos 28 ríos principales que corren 8 departamentos- sin contar el Magdalena, el Bogotá y el Cauca-  agonizan, según reportes de las corporaciones autónomas regionales. Las lagunas tampoco se salvan. Nueve de las más importantes del país están en vías de extinción por la contaminación o porque los agricultores les han robado sus terrenos para cultivar. Los ríos agobiados por la deforestación llevan al mar lo mejor de nuestras tierras, ¡qué lejos están los ríos cristalinos!

Represas en construcción u otras que se proyectan afectaran gravemente el sistema hídrico nacional y por tanto nuestra sostenibilidad hídrica y el medio ambiente, algunos de los casos más conocidos son la del Quimbo, Hidroituango, Hidrosogamozo, para citar algunas y otras que se proyectan como la de San Agustín.

De todos los males, el de la minería es sin duda el de más desastroso: legales, ilegales, con la anuencia e impuestos del gobierno, de los paras o de la guerrilla  están destruyendo el país.

En el pasado gobierno se otorgaron cerca de 9.000 concesiones mineras, que supera con creces a las otorgadas desde que nos constituimos como república. Si se llevaran a cabo, nuestro territorio pasaría de ser el paraíso que tenemos a un paisaje lunar. El actual gobierno ha tenido como divisa empujar la economía desde la “locomotora minera”. En la actualidad existen más de 19.000 solicitudes mineras por resolver, que sumadas a otras ya otorgadas, equivalen a 40 millones de hectáreas.

Colombia figura actualmente en el segundo lugar en el mundo en conflictos socio ambientales, con 72 casos, sólo por debajo de India que registró 112 conflictos. Sin embargo ocupa la primera posición en América Latina, que registró en total 300 casos. Es previsible que estos conflictos sigan en crecimiento.

En 50 o 60 años, las nuevas generaciones apenas tendrán una reseña histórica del conflicto armado que hemos padecido los últimos 50 años, tal vez dirán “como se mataban esos bárbaros”, el conflicto que hoy nos agobia será tenido como un hecho lejano y tal vez de menor importancia. ¡Pero eso sí, nos juzgaran por el país que les dejemos en el que sufrirán por falta de agua, por los territorios estériles e inservibles que habitarán! En ese momento gobiernos  como el del ex presidente Uribe será calibrado con un real peso histórico, como un gobierno depredador, que otorgó concesiones irresponsables a diestra y siniestra.

Pero la conciencia y movilización ciudadana que urge profundizar y ampliar a toda costa será la contención para evitar lo máximo posible que los malos augurios se ciernan irremediablemente sobre el país.

Bogotá, 13 de Mayo de 2014.



[1] Samper Pizano, Daniel, Y diciendo esto, el columnista desapareció…, en El Tiempo, 27 de Abril de 2014, pág. 7

[2][2] Cuevas Guarnizo, Angélica María, Testigo de nuestra “Colombia Compleja”, el más reciente libro de una autoridad científica nacional (Julio Carrizosa), en El Espectador,  27 de Abril de 2014, pág. 42.

Leave a Reply