Sumadas nuestras experiencias, nuestra diversidad, expresamos que:
- Consideramos urgente se concrete la salida negociada al conflicto armado y manifestamos nuestra disposición para contribuir en la construcción de ese objetivo. Insistimos en la necesidad de superar la fase exploratoria de los diálogos con el ELN para consolidar la negociación efectiva del fin del conflicto armado.
- El reconocimiento y la legitimidad de las víctimas debe reafirmarse como el centro de este proceso, entendiendo la diversidad y las especificidades, sin ningún tipo de discriminación, de manera que los acuerdos que están por suscribirse reflejen las propuestas aportadas por miles de víctimas en las diferentes instancias de participación de este proceso. Esto es fundamental para la estabilidad y aplicabilidad de los mismos. La especial atención que requieren los temas de género, niños, niñas y adolescentes, el enfoque étnico, discapacidad, adultos mayores, entre otros, deben ser incorporados claramente en los acuerdos. Las delegaciones seguiremos vigilantes de los resultados sobre el punto de víctimas, y esperamos poder tener conocimiento sobre los avances del proceso y canales de comunicación efectivos sobre las decisiones que afecten a las víctimas.
- La verdad es el reclamo más sentido de las víctimas y debe instituirse en propósito nacional. Reclamamos que las delegaciones del gobierno y de las FARC respondan con prontitud a las exigencias planteadas por las víctimas en el país en torno al reconocimiento de responsabilidades, los mecanismos serios de identificación y búsqueda de los desaparecidos, secuestrados, y las condiciones de reclusión de los presos, así como las garantías actuales por la paz en los territorios, entre otras cuestiones urgentes.
- Es imperativo impedir la revictimización. Para ello consideramos fundamental la protección de la integridad física y moral de las víctimas, sus organizaciones y acompañantes, a través de medidas políticas y jurídicas pertinentes. Manifestamos nuestra preocupación por la continuidad del accionar de grupos paramilitares, que han seguido operando en los territorios bajo diferentes denominaciones, y por las acciones ejecutadas por las guerrillas que continúan afectando a la población civil, y las consecuencias nocivas del modelo de desarrollo sobre las comunidades.
- Las víctimas y defensores/as de derechos humanos siguen siendo objeto de diferentes acciones violentas, ataques e intimidaciones. Particularmente en las cinco delegaciones que hemos asistido a la Habana se han presentado amenazas reiteradas, desplazamientos y ataques incluyendo el homicidio de Dayan Camilo Liz Potosi, niño de 17 años, hijo de uno de los participantes de la quinta delegación. La Fiscalía General de la Nación debe realizar las investigaciones sobre estos hechos y en general sobre todos los hechos cometidos en contra de cualquier víctima en el país, las cuales deben conducir a la plena identificación de sus responsables y su judicialización.
- Ratificamos el clamor nacional por el desescalamiento del conflicto. Exigimos a las partes tomen aquellas medidas que garanticen la vida de las comunidades y sus territorios, bajo principios de corresponsabilidad y reciprocidad.
- La conformación de las cinco delegaciones es una muestra palpable de las diferentes experiencias y daños que aún no son reconocidos por la institucionalidad referida a la atención y reparación de víctimas en el país. Por esta razón, planteamos la necesidad de abrir un escenario de discusión nacional sobre la reforma a la ley de víctimas.
- La reparación integral de las víctimas es una deuda pendiente. Para saldar esta deuda es necesario revaluar la coherencia del plan nacional de desarrollo y lograr un compromiso real en materia presupuestaria del Estado y la responsabilidad que toca a todos los actores con las víctimas. La persecución de la corrupción y de los dineros mal habidos debe ser un objetivo vinculado con la búsqueda de una reparación sostenible.
- En la perspectiva de continuar el esfuerzo emprendido planteamos la necesidad de renovar el mandato de acompañamiento de Naciones Unidas, Conferencia Episcopal y Universidad Nacional, para trabajar por el fin del conflicto auspiciando iniciativas de actuación permanente y conjunta de educación para la paz, divulgación de testimonios en todas las regiones del país, incidencia, participación, memoria, verdad y garantías de no repetición.
Finalmente, hacemos un llamado a la sociedad colombiana para reflexionar y trabajar por la paz y para generar una cultura incluyente que propenda por la igualdad social, el respeto y la tolerancia a las diferencias que posibiliten nuestro futuro, dignifiquen nuestro presente y rememoren nuestro pasado.
Firman las cinco delegaciones que asistieron a la Habana.
Ángela María Giraldo
Alfonso Mora León
Constanza Turbay
Débora Barros
Jaime Peña
Janeth Bautista
Jorge Vásquez
José Antequera
Leyner Palacios
Luz Marina Bernal Parra
María Eugenia Cruz
Nelly González
Teresita Gaviria Juanita Barragán Marisol Garzón Gloria Luz Gómez Esaud Lemos Maturana Reinel Barbosa Cájica Gabriel Bisbicús María Choles Toro Marleny Orjuela Manjarrés Esperanza Uribe Yessika Hoyos Morales Consuelo G. de Perdomo Alan Jara. Luis Herlindo Mendieta Ovalle Emilcen Hernández Perdomo
Soraya Bayuelo Castellar |
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