El Gobierno nacional emitió un decreto en el que se reconocen y protegen los derechos del pueblo gitano, y además, creará los mecanismos para proteger y promover sus prácticas tradicionales, informó el Ministerio de Cultura a través de un comunicado.
Mediante el decreto 2957, del 6 de agosto de 2010, el Estado colombiano reconoció que los gitanos tienen una identidad propia y mantienen una conciencia étnica particular. «También que posee una forma de organización social específica y su propia lengua y ha definido históricamente sus propias instituciones políticas y sociales», agregó el mensaje.
El Ministerio de Cultura junto con el pueblo gitano creará los mecanismos idóneos para proteger y promover las prácticas culturales y tradicionales de esa comunidad.
Además junto a los Ministerios del Interior y de Justicia se fomentarán las actividades para la conmemoración del 8 de abril como «Día internacional del gitano».
El director de poblaciones del ministerio de Cultura, Moisés Medrano, aseguró que la firma de ese decreto es un logro que además de reconocer los derechos de esa comunidad, también valora las contribuciones que históricamente ha realizado al proceso de conformación de la nacionalidad colombiana «y como parte de la riqueza étnica y cultural de la nación».
Por su parte, Dalila Gómez, líder de la comunidad gitana en Colombia, precisó que con ese decreto se avanza en la formalización de una relación con el Estado que buscaban desde hace más de 10 años.
«Además, permite defender la integridad étnica y cultural del pueblo gitano, implementando políticas públicas que estén acordes con la cosmovisión, lengua, educación, trabajo, salud y vivienda, derechos que no tenemos como ciudadanos colombianos», subrayó.
El Dane señala que, según datos de 2005, los gitanos de Colombia se han ubicado en los departamentos de Norte de Santander, Antioquia, Santander, Córdoba, Sucre, Valle del Cauca, Atlántico, Tolima, Nariño y Bogotá. Actualmente en Colombia hay una población gitana de 4.858, según el Dane.
ANCESTROS
Un testimonio recobrado, que reflexiona sobre los Rom de Colombia.
Tomado de Indymedia.
Según cuentan nuestros abuelos, los Gitanos llegamos a Colombia procedentes de Cataluña, alrededor del año 1900. Llegamos tres grupos: los Mijháis, los Bolochok y los Jhánes, y nos establecimos en diferentes regiones. También llegaron Churón procedentes de Rusia.
Se estima que la población Gitana en toda Colombia es de unas ocho mil personas. En un principio nos dedicamos a los caballos (chalanes) y a trabajar el cobre (jhorkuna), haciendo pailas (ishturi) y todo lo relacionado con el cobre. Nuestra vivienda inicial fueron los toldos (isheri) que plantábamos cerca de los pueblos.
Según nuestros abuelos, la gente nos miraba con curiosidad y desconfianza, pero nunca nos rechazaron y pudimos establecer negocios con ella. Al cabo de los años, por cuestiones de seguridad y por lo difícil de conseguir lotes o solares para nuestros toldos, tuvimos que alquilar casas. Nos fue difícil adaptarnos a la vida en casas, pues nos sentíamos encerrados, (todavía ahora) y añorábamos nuestra vivienda al aíre libre. Des esto hace más o menos veinticinco años.
En cuanto a la comida (jabe), continuamos con nuestro paprikache, proshime, saviako, bokoli, er, aunque consumimos también las comidas típicas de este país. Hemos perdido nuestra música oral y son muy pocas las canciones que recordamos. Preferimos la música mexicana (rancheras). También se han perdido las historias y leyendas que nos contaban nuestros abuelos cuando éramos niños y nos reuníamos en los toldos por las noches. Actualmente cada uno está en su casa viendo la televisión y sólo nos reunimos en las fiestas de matrimonio o de bautizo y durante algunas fiestas religiosas.
Nos mantenemos fieles a nuestras tradiciones y al respeto y ayuda mutua. En cuanto al Gobierno y a la iglesia católica, ambos nos ignoran. Para ellos no existimos y sólo algunos pastores protestantes se han interesado por nosotros, pero con el inconveniente de prohibirnos ciertas costumbres, como la de adivinar la suerte. Todavía hay quienes se dedican a ello, ya que para algunas familias en situación económica difícil es de gran ayuda.
Nuestro trabajo tradicional se ha ido abandonando. Son pocas las familias que viven de chalanes o del comercio del cobre. Ahora nos dedicamos a arreglar maquinaria industrial.
Nuestra posición social es más o menos buena, aunque la situación económica del país es difícil. Muchos logramos tener vivienda y otros alquilar casa y, aunque vivimos sin excesos, no hemos aprendido a ahorrar dinero.
También hemos dejado de ser analfabetos. La juventud actual ya sabe leer y escribir y se preocupa por estudiar, aunque sea solo durante los primeros años de estudio.
En cuanto a la prensa, la televisión y las revistas, siempre han estado de nuestra parte, escribiendo artículos y entrevistas sobre nuestras costumbres y tradiciones.
Aquí en Colombia, y creo que en toda América Latina, ningún Gitano ha ido a la cárcel, pues nos mantenemos alejados de las mañas costumbres. Sólo vivimos por la familia.
Actualmente tenemos el problema que nuestra juventud prefiere casarse con gadya (mujeres no Gitanas), ya sea por la influencia indirecta de sus madres no Gitanas o por lo costosas que salen las bodas, que ascienden a más o menos ocho millones de pesos. Con el tiempo esto puede ocasionar la pérdida de algunas costumbres y de nuestro idioma.
En cuanto al vestido, las mujeres adultas todavía conservan sus ropas de colores, con sus faldas largas (rocha) y su pañoleta (dikló) sobre la cabeza de las mujeres casadas. Las niñas ya no quieren usar esos vestidos y la juventud viste trajes largos, pero modernos. Los hombres utilizamos ropa tradicional, prefiriendo los bluyines y las botas.
Girón, (Santander), 16 de septiembre de 1997