https://youtube.com/watch?v=fN4Ij1d24ik%26rel%3D0%26fs%3D1
«La madurez de una iglesia se mide por la capacidad de entrega de sus evangelizadores, por la capacidad de transformación de una fe que sabe responder oportunamente a la vida y por la presencia activa de unos fieles que saben ir más allá de lo devocional, hasta llegar a la médula de lo espiritual que es la humanización del ser humano.
A nuestra pequeña iglesia le tocó responder a las secuelas del tiempo de la conquista y de la colonización, cuando las consecuencias de la esclavitud todavía estaban vivas:
Cuando el Chocó era el hábitat perturbado de unos indígenas desplazados de sus territorios…
Cuando era refugio de unos esclavos liberados que al no tener tierras, debían sobrevivir como pudieran en la selva…
Saber responder a estos grupos destrozados por nuestra propia historia, que se construía a base de su sangre y de su vida, era todo un desafío.
Y creemos que supimos pasar con dignidad por esta dura etapa de la reconstrucción de la nación en este pedazo de tierra con razón llamado Afro-Chocó, una palabra que revela la capacidad de resiliencia de un grupo que supo reconstruir aquí, en nuestras selvas, los esquemas simbólicos traídos del África…»
Palabras del padre Gonzalo de la Torre, cmf.
