Una semana completa el incendio que tiene en alerta máxima a las autoridades y los pobladores de Palo Blanco una región aledaña al municipio de Unguía, Chocó, ubicado en la frontera con Antioquia y epicentro de las culturas indígenas tuna y kuna.
Codechocó, la corporación autónoma regional (CAR) del departamento, calcula que ya son más de 3.500 hectáreas las que han sido devastadas por el incendio y si no se controla pronto la comunidad de Marriaga, donde viven 300 afrodescendientes, podría consumirse entre las llamas.
Aunque el presidente, Juan Manuel Santos, autorizó el uso de helicópteros cisterna de las Fuerzas Armadas, los aviones aún no llegan a la zona que ya acabó con parte de la reserva regional Lago Azul – Los Manatíes y se acerca al Parque Nacional los Katios.
En entrevista con Caracol Radio, el alcalde de Unguía, Víctor Manuel Gómez Cortez, lamentó la falta de prontitud del Gobierno Nacional para atender la emergencia e indicó que pese a los esfuerzos de las comunidades el incendio no ha podido ser controlado.
En respuesta el teniente coronel Robert Zambrano, encargado de la Dirección de Operaciones Especiales Aéreas explicó que “las condiciones meteorológicas en la zona han dificultado el desarrollo del apoyo aéreo”.
Codechocó insistió en que se necesita “urgente” una aeronave cisterna y un helicóptero UH-60 dotado con el equipo Bamby Bucket para efectuar los lanzamientos de agua con líquido retardante y apagar en el menor tiempo posible.
La autoridad ambiental sospecha que un grupo de cazadores de la tortuga manatí pudo ocasionar el incendio para obligar a los animales a salir de sus nidos. “Se acerca la semana santa y el comercio de huevos de tortuga se dispara, tenemos serios indicios de que estas personas prendieron las llamas que luego se salieron de control”, dijo un vocero de Codechocó.
