Con sólo investigar un poco en internet se puede comprobar que lo «peruano» de la empresa minera Los Quenuales y lo «colombiano» de Exploraciones Chocó son meros formalismos. En realidad Los Quenuales es una empresa filial de Glencore, gigantesca multinacional minera con sede en Suiza, que controla los mercados mundiales de cobre, plomo y zinc y que tiene activos en 30 países.
Y Exploraciones Chocó es una filial de Anglogold Ashanti, multinacional inglesa-sudafricana con operaciones en cuatro continentes, la tercera en el mundo en extracción de oro.
O sea que lo acontecido esta semana fue una transacción entre dos multinacionales, una inglesa-sudafricana y otra suiza. ¿Y qué negociaron? Siete títulos mineros que abarcan 59.094 hectáreas en los municipios de Quibdó, Medio Atrato, Lloró y Bagadó. Utilizando como soporte real los recursos naturales no renovables del Chocó, dos multinacionales se lucraron esta semana en una operación especulativa en las bolsas de valores de Londres y de Zurich. La Anglogold Ashanti engordó sus arcas con más euros y Glencore valorizó sus acciones al presentar mayores expectativas de ganancias futuras.
Y todo ello se ha dado teniendo como telón de fondo las crecientes críticas a la evasión en el pago del canon superficiario por las multinacionales que acaparan títulos mineros en todo el país y sin que hasta ahora la Anglogold Ashanti haya extraído en forma directa un gramo real de metal del Chocó. Es el fruto podrido del capital financiero especulativo, que controla y desangra la economía real, en beneficio de unos pocos multimillonarios y en menoscabo de los pueblos.
Pero este no es el único incidente conocido sobre la subasta de las riquezas chocoanas. En marzo de 2012 este semanario informó que la empresa Convergence Ethanol, con sede en Las Vegas, Estados Unidos, adquirió la mina de oro y platino El Placer, en el municipio de Unión Panamericana. La transacción posibilitó que esta empresa emitiera cien millones de acciones, que cambiara de nombre por Indemia Gold Inc. y que sus principales accionistas se embolsillaran montañas de dinero sin siquiera pisar tierra chocoana.
Y en noviembre de 2010 informamos que Bailey Minerals NL., una multinacional de Australia, compró por 2.5 millones de dólares los títulos mineros que tenía la empresa Condoto Platinum en los municipios de Condoto y Nóvita. Ni la Condoto Platinum realizó extracción alguna en Condoto o en Nóvita, ni la Bailey Minerals NL lo ha hecho hasta el momento. No sería extraño que el día de mañana la Bailey Minerals NL venda dichos títulos sobre recursos del Chocó a otra multinacional por cinco o más millones de dólares.
En las principales bolsas de valores del mundo se ejecuta una piñata especulativa con los recursos naturales del Chocó y del resto del país, posibilitada por la política laxa de «confianza inversionista» de los gobiernos nacionales, en especial los de Uribe y Santos, legitimada por un código de minas elaborado por abogados de las multinacionales y aprobado por mayorías parlamentarias venales, y protegida por desventajosos tratados de libre comercio.
Como en un oscuro burdel, las multinacionales bailan y realizan en fastuosas bolsas de valores orgías especulativas con los recursos naturales de los países bajo su dominio, a espaldas de las autoridades y comunidades locales, mientras crece el hambre y la indignación de los pueblos.
Para acabar esta diabólica recocha se requiere impulsar una normatividad minera que tenga como base la defensa de la soberanía nacional, que privilegie una empresa pública minera, que apoye al minero colombiano, y que impida los desmanes del capital extranjero.