La historia se repite en esta ciudad por donde se mueve el 45 por ciento de las exportaciones del país. En menos de cinco años Buenaventura, Valle, volvió a ser la joya de la corona que se pelean organizaciones criminales. Esta vez no son los paramilitares del Bloque Calima y la guerrilla de las FARC, sino una banda conocida como `La Empresa`, que se disputa a muerte el dominio territorial con `Los Urabeños`.
`La Empresa` es una organización delincuencial integrada por al menos 150 hombres, la mayoría células urbanas que controlan barrios. Son considerados una franquicia criminal al servicio de `Los Rastrojos` y su principal cabecilla es un hombre al que las autoridades identifican con el alias de `El Mono`.
Tras la entrega de cabecillas de `Los Rastrojos`, algunos integrantes de `La Empresa` se pasaron al bando de `Los Urabeños`, que en la zona es liderado por alias `Pony`. Ese movimiento en el bajo mundo criminal fue lo que sacudió el tablero y desde entonces se desató una guerra, no solo por el control territorial de los barrios para el manejo de extorsiones y el narcomenudeo, sino el de las rutas para exportar la coca hacia Centroamérica.
El punto de quiebre de esta nueva disputa ocurrió el 5 de octubre de este año, cuando fue asesinado un reconocido delincuente llamado alias `Ramiro`, miembro de `La Empresa`.
Desde entonces, el puerto se convirtió en un polvorín criminal dominado por enfrentamientos, balaceras a plena luz del día, hombres descuartizados con motosierras y decenas de familias que salieron despavoridas de sus casas. En voz baja los lugareños admiten que cerca de 20 barrios de bajamar tienen dueño; y aunque las autoridades lo niegan, se cree que en esos sectores imponen su régimen de terror `La Empresa` y `Los Urabeños`.
Esa situación disparó las alarmas de la Policía que sólo en las últimas semanas ya capturó a diez miembros de `Los Urabeños`, les incautó cuatro fusiles, diez revólveres y dos taxis en los que se movilizaban. «Similar acciones hemos emprendido contra 23 integrantes de `La Empresa`. Pese a todo ello, este año hemos reducido los homicidios en un 57 por ciento», aseguró el coronel Óscar Guzmán, comandante de la Policía en Buenaventura.
Para tener una idea de cómo esa guerra influyó en la tranquilidad de los bonaverenses, basta decir que en las últimas tres semanas ocurrió el 40 por ciento de los crímenes de todo el año; es decir 33 de 83 asesinatos. Sumado a ello, retornó la crueldad de la violencia durante el dominio paramilitar y guerrillero, donde las víctimas eran descuartizadas con motosierras. En los últimos seis días ya aparecieron tres cuerpos desmembrados y sus partes dispersas por la bahía.
El primer caso sucedió el martes 23 de octubre. En las ruinosas calles del barrio Viento Libre fue hallado el cuerpo sin vida y con señales de tortura de Jailer Sinisterra Caicedo, de 28 años de edad.
Tres días después, o sea el viernes 26, aparecieron en el muelle turístico de Buenaventura, las extremidades cercenadas de un hombre; pero sólo al día siguiente las autoridades encontraron el tronco y la cabeza. La víctima fue identificada como José Fernando Hurtado Castro, otro joven de apenas 23 años de edad.
El más reciente caso ocurrió este lunes en la mañana cuando en el barrio Lleras del puerto, encontraron otro cadáver desmembrado. Si bien hasta el cierre de esta nota no había sido identificado, lo más seguro es que se trata de otro joven lugareño que días atrás fue reportado como desaparecido, tal como sucedió con las otras dos víctimas.
Muertos invisibles
Justamente el problema de las desapariciones es otro de los flagelos que desde hace varios años atormenta a Buenaventura. Es tan crítica la situación en ese sentido, que cuando las cifras de homicidios bajan en el puerto, como en efecto ocurrió este año, desde varios sectores aseguran que «ello se debe gracias a que los criminales esconden los cadáveres en los manglares», dijo un líder cívico que pidió omitir su nombre.
En efecto, en varias de las audiencias de Justicia y Paz los paramilitares desmovilizados del Bloque Calima, han mencionado cómo usaron los manglares para ocultar sus masacres.
Según datos de la Personería de Buenaventura, este año han sido reportadas como desaparecidas 70 personas, mientras que en 2011 sumaron 148 denuncias. Aclararon que en los últimos doce años acumulan un registro de 600 desaparecidos en toda la ciudad.
Recientemente esta revista indagó con el comandante de la policía Valle, el coronel Nelson Ramírez, sobre el problema de los desaparecidos como una manera de ocultar los homicidios.
El oficial dijo que ese tema está siendo analizado con la Fiscalía, «pero no considero que sea así. Habría que mirar las cifras de desaparecidos este año; por otro lado, hay que darle mérito al plan de cuadrantes que se incrementó, más personal, más policía comunitaria, se mejoró el trabajo de investigación de policía criminal y estamos articulando un mejor apoyo con la Fiscalía».