SEMANA: Usted es conocido por haber medido el costo del cambio climático. ¿Qué tan caro es ese problema?
LORD STERN: Los riesgos de manejar mal el cambio climático son inmensos. El `Informe Stern` sugiere que estabilizar los gases efecto invernadero requiere una inversión global entre el 1 por ciento y el 3 por ciento del Producto Interno Bruto mundial por año. Pero esto no es tanto comparado con lo que cuestan los daños que produce el cambio climático, entre el 5 por ciento y el 20 por ciento del PIB mundial por año. Fracasar en esa lucha será muy costoso para el mundo.
SEMANA: ¿Ha cambiado en algo ese panorama desde la publicación de su informe?
L.S.: Hoy es claro que los riesgos del cambio climático son mayores. La Agencia Internacional de Energía estima que lograr las metas mundiales requerirá una inversión adicional de 1 billón de dólares cada año hasta 2050. Eso representa el 2 por ciento o el 3 por ciento del PIB. Obviamente es una inversión que vale la pena dados los riesgos que implica no hacer nada. Mientras más nos demoremos en actuar, mucho más costoso será. Esa demora hace que países como Colombia pierdan oportunidades de encaminar su crecimiento sosteniblemente.
SEMANA: Colombia tiene una posición difícil: emite muy pocos gases efecto invernadero, pero es el segundo país del mundo que más sufre las consecuencias del clima. ¿Es más costoso el cambio climático para nosotros?
L.S.: El cambio climático es muy costoso en todas partes, pero suele golpear a países como Colombia más fuerte y más rápido. Colombia tiene gran capital natural que es muy vulnerable frente a efectos severos del clima como las inundaciones. Según el Banco Mundial, el 14 por ciento de la riqueza total de Colombia es su capital natural, comparado con el 1 por ciento en Gran Bretaña y el 2 por ciento en Estados Unidos. Si el clima golpea a Colombia, los costos de la pérdida de los servicios que prestan su biodiversidad y sus ecosistemas, para el país y el mundo, serán muy profundos.
SEMANA: Usted vino a Colombia como conferencista del congreso anual de Petróleo y Gas. En el país hay un debate muy fuerte entre explotar y conservar. ¿Usted cómo ve ese conflicto?
L.S.: El mundo, incluido Colombia, tiene un enorme dilema. Un trabajo del proyecto carbontracker.org muestra que si el planeta quema las reservas que hoy existen de combustibles fósiles produciría 2,8 billones de toneladas de CO2. Esto representa alrededor del doble de las emisiones presupuestadas para los próximos 40 años. Si el mundo quiere cumplir las metas de cambio climático, gran parte de esas reservas tienen que quedarse enterradas. Usar todos los recursos que hay es claramente insostenible. Y actuar como si todas esas reservas pudieran usarse es ilógico, irresponsable y ambientalmente insensato.
SEMANA: Eso parece una sinsalida. ¿Qué opciones hay entonces?
L.S.: Una alternativa mucho más atractiva para cuidar la biodiversidad es encontrar fórmulas que le den un valor económico. Actualmente nos comportamos como si estos tuvieran un valor de cero. Internalizar ese costo alteraría los incentivos que hoy inclinan la balanza de la extracción a costa del medio ambiente.
SEMANA: Sobre la Amazonia qué piensa que es mejor: ¿conservar o explotar?
L.S.: La prioridad de los países en Sudamérica es elevar el nivel de vida de su gente. Y el petróleo es una vía efectiva para darle recursos al Estado y lograr eso. Pero no sería sabio pensar solo en el corto tiempo. Es crucial medir el valor de los servicios de la biodiversidad, y eso incluye el Amazonas. Eso pesaría a la hora de considerar hacer proyectos de hidrocarburos en esa región. Tendrían que medirse también los impactos del cambio climático. Si todos los factores se consideran, de pronto puede resultar que es más rentable dejar esos recursos enterrados que explotarlos.
*Experto británico en economía y medio ambiente. Es conocido por sus informes Stern