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Actualidad

La comunidad indígena de Necorá, en Quibdó, se muere lentamente por asedio del batallón Manosalva Flórez.

By junio 26, 2010noviembre 9th, 2024No Comments
La comunidad indígena de Necorá, en Quibdó, se muere lentamente por asedio del batallón Manosalva Flórez.
La comunidad indígena de Necorá, en Quibdó, se muere lentamente por asedio del batallón Manosalva Flórez.
La comunidad indígena de Necorá, en Quibdó, se muere lentamente por asedio del batallón Manosalva Flórez.
La comunidad indígena de Necorá, en Quibdó, se muere lentamente por asedio del batallón Manosalva Flórez.
La comunidad indígena de Necorá, en Quibdó, se muere lentamente por asedio del batallón Manosalva Flórez.

La comunidad de Necorá, ubicada en el municipio de Quibdó, a tres horas en bote desde el corregimiento de Tutunendo, está conformada por 35 familias, unas 162  personas, sin contar los neonatos y bebés de meses.

La situación de asedio por parte del ejército comenzó desde  mayo de 2009, cuando arbitrariamente tres guerrilleros de las FARC, llegaron a la comunidad, encendieron la planta eléctrica, colocaron música y se pusieron a tomar trago. A las cinco de la tarde de ese mismo dia, el Ejercito apareció y enfrentó a tiros a los guerrilleros, quienes escaparon. El Ejército se quedó en la comunidad cometiendo actos abusivos  contra la población: maltrataron a miembros de la comunidad, se llevaron la comida, dañaron enseres y profirieron amenazas; a una niña de trece años, le tocaron los senos y ante las pretensiones de más abuso sexual, su padre, el señor Fabián González, les exigió respeto impidiendo que se cometiera el acto.  

Desde entonces la comunidad viendo siendo agredida por parte del Ejército nacional. En el mes de mayo pasado, ante la presencia de las FARC en la zona, un helicóptero bombardeó las inmediaciones de la comunidad lo cual aumentó y desató el pánico ya generalizado. Los indígenas viven temerosos, al punto de que no desarrollan sus actividades agrícolas, de recolección y caza por lo que fueron encontrados en un estado de hambre y desesperación.

Dentro de las personas agredidas, son las más recientes:

EUCISIO ACHITO: El Ejército lo encañonó y le dijo “que se fuera para la casa, que no tenía nada que buscar en el monte, y que si no lo hacía iba a llevar plomo”.  Esto sucedió mientras se dirigía a recolectar y cazar para sus sustento, él se devolvió y no ha podido regresar.

ANGELINA TUNAY y LIBARDO MAJORÉ: A esta pareja que iban a cazar con sus perros, los encañonaron y los hicieron devolver, tampoco pudieron obtener el sustento.

Los miembros de la comunidad aseguran que son del batallón Manosalva porque lo leen en los uniformes que portan, que en la actualidad se les roban su comida y cultivos de caña y plátano y les hacen señalamientos de ser guerrilleros; los agreden e intimidan.

En salud, es grave la situación de esta comunidad, toda vez que aseguran que no ha habido nunca una presencia institucional para este tema. Los indígenas  de Necorá, aseguran padecer de una enfermedad en la que primero se hinchan, les da fiebre y luego se mueren. Frente a los brotes de paludismo, hasta hace una año lo solucionaban en el caserío afrodescendiente de San Francisco de Ichó, pero desde mayo de este año el confinamiento en que los mantiene el batallón Manosalva Flórez, les ha impedido la libre movilización hacia allá.

En materia de educación, a pesar de que se pudo constatar que existe un censo bastante alto de niños y niñas en edad escolar, las administraciones departamental y municipal les ha decretado el abandono y les ha negado este derecho.

La Diócesis de Quibdó y ASOREWA, exigen la presencia de una comisión interdisciplinaria e interinstitucional que pueda atender y denunciar los hechos narrados, que puedan establecer e investigar la situación de estas personas en aras de evitar mayores hechos violatorios.  Si no se toman medidas, esta población no tendrá más salida que desplazarse masivamente hacia Quibdó, agudizando la crisis.