El presidente Santos ha venido impulsando la propuesta de unidad nacional, en ella han participado diferentes partidos políticos con representación parlamentaria, contando con la aprobación de exdirigentes de izquierda. Dicha unidad nacional se establece para incubar los “tres huevos” del ex presidente Uribe, es decir: seguridad democrática, garantía a la inversión extranjera y cohesión social. Sin embargo, sectores de la nación no se sienten representados en dicho pacto de unidad, como lo expusieron corrientes del Polo Democrático Alternativo y organizaciones sociales y políticas, por considerar que el continuismo profundizaría los precarios indicadores sociales, como: alto desempleo, incremento del rebusque, desplazamiento, violación a derechos humanos, saqueo de recursos naturales, entre otras consecuencias.
Como alternativa, este año, se han venido adelantando procesos de unidad popular: la propuesta de Marcha Patriótica-Cabildos Abiertos y la propuesta Congreso de los Pueblos, ambas con propósitos de aportar a la construcción de una sociedad justa con vida digna, por medio de un gobierno democrático popular. Respecto al Congreso de los Pueblos, que se instaló el pasado 19 de julio, realiza su primera asamblea, en diferentes regiones del país del 8 al 12 de octubre, con el fin de articular las propuestas para lograr un mandato de mandatos, plan de acción y una agenda común, constituyéndose en oportunidad para fortalecer las diferentes iniciativas sociales.
Tal proceso, no debe repetir errores presentados en propuestas anteriores: dejar de lado el sectarismo que ha caracterizado a gran parte de la izquierda, procurando encontrar las coincidencias debatiendo las diferencias con ánimo de unidad; dejar de lado las tendencias hegemonistas que pretenden imponer sus iniciativas desconociendo las razones de los otros; centrar en la movilización, organización y explicación a los diferentes sectores sociales sobre sus propuestas y no limitar su acción a coyunturas electoreras; finalmente no dejar sus buenas intenciones en el papel, sino que logren darle continuidad al proceso.
Asistimos pues, a dos propuestas de unidad, una desde arriba expuesta por el gobierno y otra desde abajo impulsada por diferentes organizaciones políticas y sociales, sin duda ambas expresan programas políticos diferentes, pero que hacen parte de la cotidianidad política colombiana; para la construcción de la democracia es sano difundirlas, particularmente las que provienen desde abajo, pues por lo general se estigmatizan y se criminalizan, sin ni siquiera conocerlas.
Tomado del Colectivo de Abogados José Alvear (Revista Vientos del sur)