Herlyn Perea Chalá, líder y representante del Comité 2 de Mayo de víctimas de Bojayá, leyó un análisis de la situación en la zona 10 años después de la masacre. “El conflicto en la región ha cambiado sus formas desde la masacre y las comunidades nunca volvieron a ser las mismas ni a recuperarse, ya que los sucesos no dan tiempo ni para comprenderlos, después de diez años de sufrimiento debemos estar atento para recibir el otro golpe. Es una cadena de muerte que no termina”. Para leer el texto completo y/o descargarlo, hacer click aquí.
La Diócesis de Quibdó también hizo un completo y exigente análisis de la actitud del Estado y de los diferentes actores que han contribuido a generar la situación de inseguridad y miedo en el Medio Atrato. El texto, presentado ayer por el padre Luis Carlos Hinojosa, puede descargarse completo aquí. ” Han pasado diez largos y difíciles años para los sobrevivientes de la masacre, en los cuales no se han sentado las bases de una política real de reparación a las victimas, por el contrario, y como lo dijimos anteriormente, las comunidades y sus territorio siguen siendo militarizados, sufriendo los estragos del desplazamiento forzado; confinadas, con serios problemas alimentarios y riesgos permanentes de nuevos desplazamientos; sin empleo, sin acceso a educación con calidad y en todos los niveles; sin estructuras ni acceso a la salud; sin electricidad sostenible; sin agua potable ni alcantarillado, sin recolección y tratamiento a las basuras; sin escenarios recreativos idóneos y suficientes; sin vivienda digna y que pueda afrontar los embates de los desbordamientos de los ríos causados por la sedimentación, la deforestación industrial, los taponamientos y desvíos fluviales creados por la minería…”.