Una galería fotográfica que se denominó capilla de la memoria exhibía a varias decenas de víctimas, en su mayoría jóvenes asesinados y algunos desaparecidos; en otro sitio del parque un pendón mostraba a varias de las mujeres asesinadas en Buenaventura.
Algunos familiares de las víctimas, personas asistentes y transeúntes se acercaban, algunos sorprendidos del coraje de las organizaciones y de la Diócesis de poner en evidencia en el corazón de Buenaventura, estas denuncias.
La muestra fotográfica también hacía alusión a la situación que vive todo el Pacífico colombiano, desde Acandí (Chocó) hasta Tumaco (Nariño): Recortes de prensa, fotos del Cristo mutilado de Bojayá, la explotación maderera y aurífera y la pobreza de los habitantes en medio de tanta riqueza, forman parte de esta dura realidad.
Monseñor Héctor Epalza corroboró en la homilía, los más de cuatro mil muertos en 10 años en Buenaventura. Recordó la masacre de los doce jóvenes de Punta del Este el 19 de abril de 2006. En lo que va corrido del año 2010 se han presentado 250 asesinatos y 64 desapariciones. Monseñor Epalza dijo: “De qué vale que bajen los homicidios si crecen los desaparecidos”. En otro aparte dijo: “ Estamos a favor de la vida, una vida que vale la pena cuando dejamos el egoísmo, que sirva para compartir esperanzas, alegrías, dolores. Todos debemos tener un compromiso con la memoria histórica”. Por último, monseñor Epalza agradeció a la Conferencia de Religiosos de Colombia (CRC) por su papel en la construcción de la memoria en Buenaventura.
Las poetizas llenaron de bellas duras palabras sobre la situación de violencia en el puerto, mientras que los jóvenes y niños hacían presencia cultural.
Fue una jornada de sensibilización que pretende llegar a la conciencia de los bonaverenses, con el objeto de no olvidar y de exigir verdad, justicia y reparación.
