El caso ahora es que, como recordarán, el Gobierno le prometió US$400 millones en vísperas de las elecciones, oferta recibida con beneplácito y esperanza. Sin embargo, ya le comenzaron a salir otras destinaciones a estos dineros que inicialmente iban exclusivamente para el puerto y que ahora pretenden que sean para el litoral pacífico. ¿Por qué no se dijo eso desde un principio?
A lo anterior hay que aumentarle algo insólito: la Corte Constitucional acaba de tumbar las regalías destinadas a la conservación de la biodiversidad del puerto, negando el aval del 15% de las regalías que están contenidas en la ley de distritos. Ello significa que Buenaventura perderá $250.000 millones y no podrá desarrollar los programas de ciencia y tecnología para estrategias de monitoreo, protección, recuperación y conservación de la biodiversidad en el distrito.
Para no citar sino un ejemplo, uno de los sectores que resultarán más afectados es el pesquero, por cuanto no podrá organizar su actividad y por ende seguirá impactando el medio ambiente.
Según los bonaverenses —para colmo de males—, en la mencionada ley de distritos se tenían ya listos seis puntos para reglamentarla y no hay ninguno.
Total, lo que se le daría con la mano derecha se lo están quitando con la izquierda y verán cómo los 400 millones de verdes no pasarán de ser una mera ilusión, para no entrar en detalles que van a incomodar a los huéspedes del Palacio de Nariño.
¿Qué pasó con el alto comisionado a quien se le ordenó irse a vivir en Buenaventura según instrucciones presidenciales? ¿Quién quedó encargado tras la luna de miel del doctor David Luna? ¿Cómo es posible que jueguen con esta ciudad-puerto, de la que se siguen burlando con el incumplimiento de tantas y tantas promesas que se le hacen?