Se trata de Wiston Leonel Torres, conocido como el ‘abogado del diablo’, quien pese a estar condenado en dos oportunidades, una de ellas por un escandaloso desfalco de 2.900 millones de pesos al sector educativo del Chocó, y fue enviado a la casa por cárcel, se pasea tranquilamente por la ciudad de Medellín.
Este martes 26 de noviembre Torres se desplazaba en una lujosa camioneta Toyota Lexus placa DDT 382 por la carrera 70 con circular tercera de la capital paisa. Iba, como es habitual, a visitar uno de sus negocios preferidos: la imponente discoteca conocida como Jenylao.
La situación era exótica, por decir lo menos. No es fácil explicar cómo un reo sale de su casa en una lujosa camioneta a visitar los negocios que sigue manejando desde su sitio de reclusión. Con lo que no contaba Torres es que él quedaría en evidencia, una vez más, al ser cogido con las manos en la masa.
Por labores de inteligencia el Inpec tenía información según la cual el ‘abogado del diablo’ había salido una vez más de su millonario apartamento en el exclusivo sector de El Poblado en Medellín. Enviaron una comisión a verificar que estuviera allí y descubrieron que no se hallaba en su residencia.
Inmediatamente iniciaron un plan de búsqueda. El Inpec se comunicó con el comando de la Policía de la capital antioqueña para encontrar al ‘abogado’. Como era bien sabido que Torres era propietario de la discoteca, fue uno de los primeros lugares a donde se desplazaron algunos de los agentes. Hacia las 2:15 p .m. una patrulla del cuadrante llegó al sitio y como tenían información previa del reo, lo ubicaron a la entrada del bailadero y le pidieron sus documentos.
Torres se indignó con los uniformados, que respetuosamente le solicitaron su identificación. “Yo soy un hombre decente. Ustedes no saben quién soy yo. Soy una persona respetable y esto es un atropello”, les dijo el abogado a los policías.
A regañadientes entregó su cédula. Los agentes verificaron con la central en donde les informaron que la cédula correspondiente a Torres, reportaba antecedentes penales y que su portador debía estar detenido.
Al preguntarle a Torres el por qué estaba de paseo y visitando una discoteca, el reo mostró un documento firmado por el director de la cárcel de Itagüí fechado el pasado el 10 de octubre, que supuestamente lo autoriza a que realice desplazamientos a centros médicos por cuenta de sus quebrantos de salud.
Los policías sospecharon que algo no andaba bien con ese documento por una razón sencilla: el reo se veía bastante saludable y el sitio al que estaba entrando no era ningún consultorio médico, sino una discoteca. Por esta razón Torres fue trasladado a la estación de Policía del barrio Laureles y luego a la cárcel de Itagüí.
Semana.com logró establecer que ningún director de una cárcel, ni el propio director general del Inpec pueden expedir un permiso de estos. Los únicos que, legalmente, lo pueden hacer son los jueces de ejecución de penas. De allí que se presuma que el documento mostrado por Torres es del todo irregular.
De la cárcel, el hombre fue llevado a su lujoso apartamento que tiene como casa por cárcel y el Inpec solicitará, una vez más, al Juzgado Primero Penal del Circuito de Quibdó, que le revoque la detención domiciliaria. No es la primera vez que el ‘abogado del diablo’ se burla del Inpec.
El 16 de marzo pasado SEMANA reveló la historia completa de este abogado y mostró las escandalosas fotografías que, en un abierto desafío a las autoridades, publicó en redes sociales donde se le ve en parrandas con mariachis, fiestas con trago y gozando en su millonario y gigantesco apartamento.
Arriba, la imponente discoteca de Torres en Medellín. Abajo, en su lujoso apartamento del barrio El Poblado, el abogado donde ha burlado a la justicia. Foto: Archivo SEMANA
Tras esa revelación, el Consejo Superior de la Judicatura anunció una investigación en contra del juez que le otorgó a Torres el beneficio de la casa por cárcel, pero nada se sabe de esas pesquisas.
Muchas cosas son inexplicables alrededor del ‘abogado del diablo’. La primera y más obvia es por qué ninguna autoridad es capaz de acabar con los abusos que comete este hombre, lo cual solo deja dos opciones: negligencia judicial o corrupción.
Tampoco es fácil entender por qué la Fiscalía nunca ha intentado recuperar por la vía de extinción de dominio los millonarios recursos que robó al erario de Chocó, que hoy estarían representados en dos lujosas discotecas en Quibdó y Medellín y en varios apartamentos en distintos lugares del país.
Este nuevo episodio, en la larga historia del ‘abogado del diablo’, solo puede calificarse como una nueva afrenta a la justicia.