Desde años atrás existe un proyecto de universidad en la memoria del Pacífico de Colombia, fue soñado por separado en diversas playas y pasa por la imaginación de poetas, artistas, científicos y reformadores. Pero es monseñor Gerardo Valencia Cano el que empieza a pronunciarlo con mucha fuerza. El proyecto va tomando forma por etapas y empieza a ser ejecutado en los primeros años del siglo XXI. La idea inicial de monseñor y su objetivo general es fortalecer el territorio; su espíritu apunta a crear programas académicos al servicio de la población afro-indígena y mestiza con el fin de recrear lo local y enriquecerlo con el legado de las ciencias aplicadas a las condiciones de la selva húmeda tropical, las aguas dulces y saladas que la acompañan (incluidos los grandes aguaceros preñados de centellas) y las formaciones urbanas que se perfilan.
Por eso los consejos comunitarios, resguardos indígenas, las organizaciones sociales, étnico-territoriales, campesinas, populares y las gentes con iniciativa empresarial, son las llamadas a dialogar con su universidad; son ellos y ellas quienes deben tomar la iniciativa y decirnos cómo la necesitan. Son los jóvenes renacientes los que deben decirnos cuál es su propuesta, cómo debemos construirla y cuál es la sociedad en la que desean vivir.
Florencio Candelo Estacio recibió el apoyo de todas esas organizaciones y otros sectores de la sociedad porteña, juró ser leal al proyecto pero torció el rumbo con el que se comprometió y rápido cayó en el amiguismo, el clientelismo, los negocios bajo la mesa, etc. Para comprender sus motivaciones y su decisión de prescindir del doctor Santiago Arboleda Q. y de los excelentes trabajadores y profesores mencionados, se esbozará a continuación los antecedentes de la Universidad del Pacífico en cinco momentos de su historia:
- El primer momento, protagonizado por monseñor Gerardo Valencia Cano tiene un enfoque identitario y apunta a brindarle herramientas a las gentes y empoderar sus ansias de ser libres, es decir, fortalecer la identidad en consonancia con el paisaje y los sistemas naturales. Se adelantó al proyecto ecológico enmarcado en la nueva visión latinoamericana, una propuesta de convivencia de nueva humanidad. Pese a su muerte o asesinato en 1972 sus seguidores, perseguidos por la élite racista del momento, no se amilanaron; insistieron en propagar la idea de una universidad de y para las gentes del Pacífico.
- El segundo momento se presenta en los años ochenta del siglo pasado con la iniciativa de varios y varias bonaverenses que impulsaron un programa de Derecho con el nombre de Universidad del Pacífico. Estas personas entre otras, entregaron la idea a don Omar Guido Barona, honorable miembro de la ya desacreditada Cámara de Representantes, quien recogió la iniciativa, realizó los trámites y logró la promulgación de la Ley 65 de 1988 por medio de la cual se creó la Universidad. Logra la ley y se la embolsilla, rompe con la comunidad que le dio la idea y la pone en su cartera, abandonando a los líderes y los declara sus enemigos. Así, la ley duerme hasta 1993 cuando la coyuntura de la Ley 70 crea el marco jurídico para obtener su financiación. Omar Barona compone su círculo y la Universidad del Pacífico inicia lidiando con personajes como Juan de la Cruz Mosquera, su hombre de confianza en el cargo de Director Administrativo y Financiero (actualmente investigado por el desfalco a través de la nómina). Omar Guido, el artífice de la Ley 65 de 1988 recibe de sí mismo la rectoría y avanza con un comité organizador donde están representados distintos entes del Estado. Organiza en conjunto la acción y termina haciendo y deshaciendo a su antojo.Escamoteó entonces la idea inicial. El enfoque altruista de monseñor se diluyó en las chequeras de los funcionarios y empieza con Omar Guido la era de las corruptelas, de las tesorerías amarradas a partidos políticos; la Universidad nace con un Juan de la Cruz a cuestas, le da la espalda a la comunidad, engorda las burocracias y a nombre de una revolución étnica y territorial pelechan en los puestos públicos funcionarios que terminan convirtiendo en propiedades privadas los espacios donde realizan sus funciones.
- El tercer momento, en los años noventa, inicia con la Ley 70 de 1993 en cuyo artículo 62 se definió el procedimiento financiero para poner en marcha la institución a la luz del enfoque étnico afro tanto de dicha ley, como de los términos del articulado sobre educación y formación del convenio 169 de la OIT de 1989 (más conocido como “Legislación Mundial Especial para los Pueblos Indígenas y Afrodescendientes del Mundo”).
- En el cuarto momento, se pone en marcha la Universidad del Pacífico, El diseño curricular fue entregado a la Universidad de los Andes (Instituto SER) y lo étnico y lo autónomo desaparecen para configurar un plan de estudios de universidad convencional y paramuna. Una visión andino-céntrica que ha logrado arrastrarse hasta estos días.
El año 2011 incluye la propuesta con la cual se accedió a la rectoría actual. El Dr. Santiago Arboleda había liderado dicha propuesta y por imprevistos administrativos de su candidatura como rector, puso el programa en manos de Florencio Candelo Estacio, quien se había comprometido a impulsar una refundación de la Universidad, que recogía y enriquecía la propuesta de monseñor Valencia Cano a la luz de los nuevos derechos étnicos y territoriales. Pero se comportó como un traidor.
Lo que a Florencio se le entregó fue un programa construido colectivamente, para una Universidad Pública, con organizaciones étnico-territoriales, cívicas, cooperativas de trabajadores, consejos comunitarios, organizaciones juveniles, académicos, filósofos naturales, pescadores con ciencia propia y artistas. El programa salió de reuniones donde la gente pensó, sintió el pacífico y entregó sus aportes. La meta consiste en integrar la Universidad a la región con una visión a 20 años. Por primera vez se hacía este ejercicio de gran valor pedagógico para la orientación y la vida de las organizaciones públicas para darle dirección a los procesos educativos y participativos que miran hacia el futuro.
Candelo traicionó a la región, a Tumaco, a Guapi, a El Charco, a Satinga, a Iscuandé, a Merizalde, a los porteños, a su pueblo y puso al descubierto sus intenciones de mantener y mantenerse en el poder…, en aquel pequeño poder que se le confirió. No se conformó el traidor con ponerse del lado de los corruptos sino que se entregó a perseguir a trabajadores y profesores cuya única falta ha sido formar un grupo de investigación, programar la publicación de tres revistas (“Sabia”, “Mucha Sabia” y “Sentipensante”), proponer la publicación de dos libros sobre la cuestión étnica y ambiental en el Pacífico, divulgar entre los jóvenes el método de la Investigación Acción Participativa, para romper con el encierro que separa la academia de la realidad social (y que dificulta los procesos de conocimiento para privilegiar los métodos que practican los académicos oficinistas), para enfrentar la embestida que el capital ejecuta contra el territorio y la sociedad pacífica.
Para tratar de tapar esta realidad, Candelo y sus aliados desarrollaron una campaña de difamación e intriga contra el Dr. Santiago Arboleda y el colectivo de investigadores “Observatorio de Conflictos Ambientales”, valiéndose, como es popularmente sabido, de marionetas y títeres burocráticos. Esta campaña de difamación es una cortina de humo que busca ocultar la red de corrupción administrativa y financiera que explotó en las manos de Candelo, liderada entre otros por el tristemente célebre Juan de la Cruz Mosquera quien hasta hace poco, fungía como tesorero de la institución con el respaldo y la exigencia del representante del presidente ante el Consejo Superior Universitario, ex profesor del programa de Agronomía: Lindi Javier Zamora, incondicional de la familia Barona que se cree dueña de la universidad.
Se hace un llamado a la comunidad universitaria, a la comunidad regional, a la academia e intelectualidad nacional e internacional, a las organizaciones a defender la universidad, los intereses de todos los costapacifiqueños, en especial los sectores de origen indígena y afrodescendiente. Este llamado se orienta a recuperar el ideario de monseñor Valencia Cano y las iniciativas populares y étnicas territoriales de la formación de la Universidad del Pacífico, oponiéndose frontalmente a las aspiraciones arbitrarias de los corruptos que la desangran.
¡Solidariamente!
Colectivo “Observatorio de Conflictos Ambientales”
Universidad del Pacífico – Sede Buenaventura