« Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? » (Gn. 4 :9)
Cada día se libra una batalla en las calles de Guapi donde los llamados justicieros cuentan con licencia para matar o por sospecha o porque “me miró mal” o porque “este es el sapo”. Como iglesia nos preguntamos ¿Dónde quedan las autoridades, dónde está el temor a Dios, dónde está la justicia?
Se ha comenzado un nuevo año, las personas se veían optimistas deseándose la paz, la tranquilidad y la prosperidad para este pueblo de Guapi, a pesar de la constante violencia. Sin embargo, el asesinato del día 2 de enero, a las 10:30 am, de un joven de 25 años de quien se desconoce su nombre, acribillado a bala al frente de la casa de las hnas. españolas, trajo nuevamente preocupación y zozobra. Lo extraño es que no hubo testigos, no hay denuncia, a pesar de que se sabe que es de la comunidad de San Agustín de Napi.
Nuevamente el día 4 de enero el joven José Luis Cortez, residente en el barrio Olímpico, sufre un grave atentado, por lo cual hubo que sacarlo de manera urgente a la ciudad de Cali donde aún se encuentra en estado crítico.
Este mismo día se enterró a otro joven como NN y del cual todavía se desconoce su identidad, asesinado en el barrio Zarabanda.
El 6 de enero siendo las 3:05 pm fue asesinado de un balazo en la cabeza el joven Dagoberto Obregón, de 23 años de edad, segundo de nueve hermanos, hijo del señor Celso obregón y Martina Reina. No hay testigo no hay denuncia. Su familia habitaba en Guapi, en calidad de desplazados por la violencia; ahora, una vez más tiene que volver a salir huyendo para tratar de salvar al resto de los hijos que se encuentran en lista, según relata el padre de la víctima.
El 8 de enero se invadieron las calles cuarta y quinta en busca de otro joven que, según comentan, se había escapado de las balas entre el barrio San Martin, Porvenir y La Paz.
El día 12 del mes en curso fue asesinado otro joven de 24 años el cual no ha sido identificado y se desconoce su procedencia.
Como se ve, son varios casos de asesinatos en los que nadie reclama, no hay dolientes y nadie denuncia. Se dice que son “informantes”, “cobradores de vacunas” y por eso supuestamente todos deben morir, sin ninguna tregua para el respeto de la vida humana. De otro lado, también se dice que los guerrilleros vienen a tomar venganza por los hechos de ajusticiamiento que se están realizando a manos de los justicieros con licencia para matar.
El Vicariato Apostólico de Guapi manifiesta su preocupación y hace un llamado a las autoridades competentes, a los organismos de control, a la sociedad civil para que se para esta masacre humana que está llenando de dolor e incertidumbre a los habitantes de esta marginada región.
