La comunidad de Bocas de Satinga (municipio de Olaya Herrera) se encuentra acorralada por los grupos armados, quienes mediante sus acciones, vienen creando pánico y desesperación. Es contradictoria la estrategia de la policía, del ejército y de los servicios de inteligencia presentes en la región, ya que en el casco urbano se encuentran instalados cómodamente el grupo paramilitar Águilas Negras y el frente 29 de las FARC, el cual, según versiones de los habitantes, de manera amenazante están tomando como escudo las viviendas de algunos pobladores.
Desde el 4 de noviembre de 2011 viene corriendo la noticia de que la guerrilla se desplaza a paso firme por el área rural con el objetivo de tomarse por tercera vez la cabecera municipal a sangre y fuego y lograr el control territorial de los ríos y esteros. Olaya Herrera es un municipio ubicado en un punto estratégico como corredor comercial y fluvial para acceder con facilidad a los municipios centro y norte de Nariño.
Pero no todo han sido rumores. A las 3 de la mañana del 6 de noviembre la guerrilla hostigó al ejército nacional. Dos días después, a las cinco de la mañana, se escuchó el fuerte estruendo de una granada instalada en el negocio “Yamaha” ubicado en pleno centro del comercio de la localidad. La policía se enfrentó a los perpetradores del hecho, pero el daño ya estaba hecho: viviendas averiadas, en especial las instalaciones de la Yamaha, y el miedo de los pobladores.
A quince horas de haber comenzado el nuevo año, una granada cobró la vida de un civil, un policía y dejó a otro gravemente herido
a población quiere manifestar una vez más cómo las comunidades afrodescendientes e indígenas están siendo involucradas en este a absurdo conflicto armado, azuzado por intereses particulares y guerreristas, afectando de manera más notoria a la población vulnerable: las mujeres, los niños y jóvenes.
Asimismo, quieren denunciar el reclutamiento forzoso a menores que vienen haciendo estos grupos armados y las afectaciones de salud que les ha provocado a algunas personas las acciones armadas, lo que se puede comprobar en el incremento de las muertes por infarto, el alto índice de personas hipertensas y desequilibrio emocional. De igual manera, en el sector educativo hay inestabilidad en el proceso educativo por la misma situación de zozobra y alerta que vive la comunidad.
Las comunidades ancestralmente vienen trabajando por la defensa del territorio como lugar donde pueden desarrollar sus usos y costumbres. Aquí se han creado relaciones familiares y socioculturales que han permitido vivir en paz. Sin embargo, con la llegada de los foráneos incentivando el cultivo de la coca y los grupos armados, la situación se ha vuelto y se volvió insostenible.
En el Dios de la vida que es padre y madre que lucha por la libertad y la dignidad de todos sus pueblos, la comunidad hace un llamado a los actores en conflicto para que se les respete el derecho a la paz y la tranquilidad que los ha caracterizado. Asimismo elevan oraciones para que los actores armados les desocupen el territorio ancestral que es su fuente de vida y supervivencia.
Solicitan a los organismos de control del Estado que exijan de las instituciones presentes en el municipio el cumplimiento de su deber constitucional, pues es muy extraño que entre más se aumenta la fuerza pública mayor es la incertidumbre.
Finalmente, convocan a la solidaridad con el pueblo de Olaya Herrera, para que les ayuden a conservar esta luz de esperanza que se niegan a apagar.